La duda no es negatividad, pero tampoco es positivismo. La duda es una mente abierta, sin prejuicios. Es un enfoque inquisitivo. La duda es no afirmar nada, simplemente formular una pregunta, para saber la verdad.
La duda es una peregrinación. Es uno de los valores más sagrados de los seres humanos. La duda no significa no. Dice simplemente: “No sé, y estoy dispuesto a saber".
La negatividad ya ha dicho no. No es una indagación. Ya ha llegado a una conclusión, y viceversa (positivo). Un hombre dice que dios es; su afirmación es positiva. El otro dice que no hay dios; su afirmación es negativa. Pero ambos están navegando en el mismo barco, no son distintos. No han indagado. Ni el teísta ni el ateo han dudado; ambos han aceptado un conocimiento prestado.
La duda dice: “Yo mismo quisiera saber, y si no logro saber por mí mismo, no es conocimiento. Solo mi experiencia será decisiva”. No está siendo arrogante, no está negando nada. Simplemente está abierto a la indagación.
La duda no es incredulidad. Es asi como las religiones han estado confundiendo a las personas. Confunden la duda con incredulidad, de hecho, son lo mismo. Ambos aceptan el conocimiento de otros, de los libros, de los maestros.
Dudar necesita el coraje de permanecer en el estado del no saber y de seguir cuestionándolo todo hasta el momento en que tú mismo llegas a la realidad. Cuando llegas a la realidad, no hay negatividad, no hay positivismo. Simplemente sabes, es tu propia experiencia. No diré que es positivismo, por que lleva consigo el otro polo siempre, el de la negatividad. Una experiencia las supera a las dos; trasciende todo el mundo de las polaridades. Esa es la verdadera sabiduría.